La cotidianidad

Hoy leí la publicación que Livi y Alberto hicieron en Facebook sobre la vida cotidiana. Livi la escribió a raíz de un comentario de Alberto Constante, en el que contaba lo agradable que le resulta la vida diaria. Comentó detalles sobre su canario, el cual fue un regalo de su abuela: de cómo cada mañana hay que cambiar el papel, limpiar la jaula, cómo cada noche lo cubre del frío, en fin: cuenta su amor por los actos cotidianos. Alberto habló de su gatita huraña, y de cómo su presencia le hacía feliz.
Me impresionaron mucho estos comentarios porque por lo general la cotidianidad es vista como algo negativo. La cotidianidad suele verse como la tumba de una relación amorosa, o como lo más cercano al tedio y al aburrimiento. Y sin embargo lo que Alberto y Livi transmiten es un amor tan sereno como desbordante por los pequeños actos cotidianos que conforman su existencia.
En el Taoísmo de Lao Zi, hay un concepto clave que se traduce como "saber conformarse". Este no tiene nada que ver con un mero "conformismo", sino más bien con saber vivir con aquello que nos rodea y cuidarlo, amarlo. Creo que esa es la enseñanza de Livi y Alberto. Él cuida a su huraña gatita y le conmueve su presencia. Ella se ocupa de una pequeña ave, regalo de su abuela, (a quien ya adivino muy amada por Livi). Parece no faltarles nada más...
Me parece que ambos tienen un secreto. El amor a la vida no es nada más un amor desmedido a los grandes momentos, sino el amor a los más pequeños y cotidianos componentes de ella. Creo que el ser humano constantemente busca grandes momentos, grandes amores, éxitos sublimes, y no ve lo más importante: el musgo que crece entre la piedra.
¿Porqué? Yo creo que dejamos de ver las cosas no solo cuando nos habituamos a ellas, sino cuando estamos descontentos. Se hace entonces un círculo muy vicioso, en el que el descontento genera más descontento... ¿cómo romperlo? Me imagino que si uno es creativo pueden existir múltiples formas de hacerlo. Pero creo que las únicas eficientes son las que tienen que ver con la relación que uno tiene. o en mi caso, que una tiene con una misma. El amor y el contento no se pueden sentir, por más que se nos otorguen, si no tenemos primero ese amor y ese contento de uno para uno mismo. En lo personal, meditar me ha ayudado mucho, gracias a que encontré un gran maestro, quizá conocido por muchos de ustedes: Kavindu.
Pero debo de decir que con todo, no me resulta fácil. La insatisfacción en mi vida suele ser un huésped tan usual como poco deseable... y creo que el único camino posible es la aceptación y sí, el amor que una pueda llegar a sentir por una misma. Estoy en el camino, y desde él, doy gracias a Livi y a Alberto por mostrar tanta belleza!

2 comentarios:

Livi Jazmín dijo...

¡Felicidades por la apertura del blog, que vivan los espacios creativos! Me siento muy honrada con la mención del comentario que hice en el espacio del profesor Alberto. Y bueno, me encanta que compartamos la biofilia.
En otros temas, te cuento que, en estos días, escribiré dos ensayos relacionados con tu libro: el primero es un recorrido por tres personajes femeninos de Italo Calvino. Y el segundo es para el coloquio "Crítica de la tradición filosófica," donde quiero mencionarte como un ejemplo de la posibilidad de hablar de la vida, de nuestra vida, desde la Filosofía. Un abrazo.

Paulina Rivero Weber dijo...

Livi querida, por fin puedo responderte... esto de ser novata hace que se me olvide de repente cómo entrar a responder. Me interesa mucho leerte, ¿dónde vas a publicarlos? Y bueno, querida, sigamos hablando de la vida misma desde la filosofía... es como correr por la arena hacia el mar gritando ¡soy libreeeeee! ¡somos libreeees! Y porqué no: ¡liebres también!

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