Entre Dostoievski, Tolstoi y el budismo...

No cabe duda: me gusta Ana Karenina… esto es, Tolstoi, no la mujer, no la personaje: me gusta Tolstoi. Les cuento que estos días de “lisiada” como dice mi hija usando el lenguaje con toda propiedad cuando se refiere a mi fractura de pie, me he acordado mucho de Levin. Y es que esa obra, Tolstoi presenta dos tipos de búsqueda muy diferentes: la de Ana, que es la búsqueda del amor, y la de Levin: la búsqueda por el sentido de la existencia humana. Y vengo cayendo en cuenta de que ambas búsquedas -¡qué cosa más curiosa!- siendo completamente diferentes, se resumen en la misma palabra. Y es que se trata de una palabra, de un concepto, más bien, que se usa tanto y para tantas cosas, que ya no nos dice nada. Ambas búsquedas llegan a la palabra “amor”, pero entendiendo por eso algo completamente diferente.

Para Ana, el amor es el amor a un hombre. Diríamos que Ana está enamorada, perdidamente enamorada. Pero como bien lo vio Dostoievski en Los hermanos Karamásov, “enamorarse no significa amar. Uno puede enamorarse sin dejar de odiar” (si les interesa, es el capítulo 3 del libro tercero) Pero regresemos a Tolstoi: Ana está enamorada de un hombre y no ve más allá de eso. El Romanticismo nos donó maravillas de todo tipo, pero nos dejó también una visión muy estúpida del amor. Nos hizo creer que amar es enamorarse, cuando enamorarse es una especie de ceguera, un no ver más allá de lo que uno puede ver, que en ese estado suele ser muy poco. Enamorarse es una delicia, quien lo duda: a veces hasta sus sufrimientos son flores, como dice una antigua canción española. Pero eso no es amor. Es más bien un estado de obnubilación, un no poder ver nada con claridad. Y Ana paga caro su enamoramiento, esto es, su no poder ver; lo paga con la vida. El romanticismo apesta…

Levin, contrapeso de la misma obra, estudia filosofía, sube y baja con un solo afán: comprender porqué estamos aquí, su pregunta es si acaso la vida tiene o no un sentido. Y un poco ya dado por vencido, al no encontrar respuesta satisfactoria alguna, le da por trabajar en su propia finca, con sus propios jornaleros, a la par que ellos. Trabaja con ellos, descansa con ellos, come con ellos. Y en uno de esos descansos, platicando con uno de ellos, el humilde campesino le explica al doctorado señor cuál es el sentido de la vida… “Todos los hombres –dice el campesino- no son iguales: hay unos que viven para su vientre… otros viven para su alma, para Dios…” (curiosos: cap.11 de la octava parte de Ana Karenina) Y explica enseguida lo que quiere decir con esto: Hay quienes tienen compasión, quienes no hacen daño a los demás y sufren al ver sufrir al otro. Com-parten con el otro (eso es com-pasión) mientras que hay otros que sólo viven para su vientre: el otro les vale madre…

Qué diferentes formas de comprender el amor. Me quedo con la segunda: creo en el amor que siento por todo y por todos. Eso. Y creo, finalmente, que se han dicho muchas, muchísimas estupideces sobre el budismo. Ahora que lo estudio lamento tanto su mala difusión… Que “niega los deseos” cuando eso es solo una mala traducción de UNA palabra… que es contemplación estéril... el budismo enarbola lo mismo que ese viejo campesino dijo a Levin: el sentido de la vida y la felicidad se encuentra en la com-pasión, la cual no tiene nada que ver con la forma en que ese concepto fue manoseado por el cristianismo. Tiene que ver con... bueno, ahí van algunas pistas: Com-pathos, com-patía, em-patía, com-partir…. por ahí va!

13 comentarios:

Lienzo dijo...

Me gusto mucho este texto; claro, el problema es en dividir el amor de pareja con el amor hacia la vida, cuando los dos deben de converger y crecer juntos; jamás excluyentes :) Gracias por reflexión!! :)

Paulina Rivero Weber dijo...

Oui, querida, oui... pero tu sabes que el amor a la vida y el amor a la pareja no son lo mismo... Implican una relación muy diferente. Por eso digo que la palabra "amor" designa afectos demasiado diferentes el uno del otro. Es una abstracción tan brutal que es casi una locura. O qué... pongámonos filosóficas y te lanzo un reto. Dime: qué es lo común en la multiplicidad del amores posibles; en qué consiste su esencia, pues. No la hay... El amor a un hijo, el amor a un amante, el amor a la vida, el amor a la filosofía, ¿qué esencia comparten? ¿Cuál es la unidad de esa pluralidad, cuál es la permanencia de todos esos devenires? A ver, báilate ese trompo en la uña.... y espero ansiosa tu comemntario...

Trompetista de Falopio dijo...

Tengo una historia con el budismo, y te la voy a contar, so riesgo de intensear o "clavarme en la textura."
Hasta hace algunos años, creía en la ira por encima del amor; pues pensaba que era una fuerza superior, que garantizaba el cuidado y el crecimiento de uno mismo. Entonces me enojaba mucho con la gente, y me retiraba, sintiéndome muy fuerte.
Después me enamoré de alguien budista, y conocí una idea: todos los seres buscamos la felicidad y procuramos evitar el sufrimiento (aunque a menudo tomamos por felicidad cosas que sólo nos conducen al sufrimiento.) Esta idea atravesó mi razón y llegó más allá de ella. Digamos que me llevó a una experiencia, a un sentimiento de afinidad, de comunidad con los otros seres sensibles; porque es cierto: los insectos, los pájaros, los animales salvajes, los peces y los seres humanos tenemos algo en común, aunque lo busquemos según nuestra naturaleza particular. A partir de esto, surgió en mí, una persona iracunda y egomaniaca, el deseo de procurar mi bien y el de los demás, así como el compromiso de, bajo ninguna circunstancia, inflingir sufrimiento, intencionalmente, a otros seres. Supongo que se trata de una especie de amor general.
Al final del documental "los niños perdidos de Buda," el monje Thai que está a cargo de estos niños, que les procura alimento, techo y una formación budista, este monje dice algo así como: "Procuro ser una pequeña luz dentro de un cuarto oscuro," creo que el amor es eso y que es, a la vez, el sentido de una existencia fecunda y feliz.
Gracias, Paulina, por invitarnos a reflexionar sobre un tema tan bonito y profundo.

Anónimo dijo...

Que rico texto, pero entrando al tema, pienso lo mismo del romanticismo o al menos del romanticismo común y corriente -como se dice vulgarmente- en el cual, enamorarse es lo máximo y además, el sufrimiento lo es todo. Estoy de acuerdo en que el sufrimiento es una flor en ocasiones, pero ese sufrimiento debe ser equilibrado, si no es así, entonces se llega hasta la enfermedad.

El amor, el amor es lo común a todas las relaciones amorosas, como bien lo dijo Это неважно, el amor de pareja y el amor a la vida o al padre o al amigo no deben excluirse y como bien dijo Paulina, son relaciones diferentes, allí radica la diferencia, no en el amor, o en el tipo de amor, sino en el tipo de relación. Es claro que la relación de amigos es diferente a la relación conyugal y esas dos son diferentes a la relación que tiene el padre con el hijo y estas relaciones son diferentes a la que se tiene con un perro, un canario o hasta con una planta; no obstante, lo común a ellas es el amor.

En este punto, pienso que también es importante no dividir al amor, el amor no es ni conyugal, ni fraternal ni amor fati, el amor es. Lo que cambia es lo que se ama mas no el amor.

Gracias por hacer esto Paulina, vacacionando y aún se sigue reflexionando que delicia mmmm jajajaja.

Saludos

adán salinas dijo...

hola me gustaría entrar en su debate, sin embargo creo necesario entregarles a ustedes este genial cuento del cual he mamado muchisimo sobre algunas nociones sobre el amor, seguramente ya lo conocen, es de Clarice Lispector, sino, yo creo que les va a matar.

aquí les dejo el link.
http://lamanzanaenlaoscuridad.blogspot.com/2009/10/un-cuento-de-clarice-lispector.html
A.S.

Paulina Rivero Weber dijo...

Déjenme contestarles un poco a todos... Livi, lo que me muestras es lo que los neurocientíficos llaman "plasticidad neuronal", que no dista de lo que el buen Aristóteles llamaba la conformación del carácter a través de los hábitos, en el inicio del libro 2 de su nicomaquea... pero lo que más veo, querida, es esa especie de budismo natural que siento en ti... yo creo que sin saberlo bien a bien tienes mucho de budista, y eso me parece un encanto en ti, seguramente eres una luz en un cuarto oscuro, como podemos llegar a serlo todos... Y por cierto ¿me pasas datos del mencionado documental? ¿o si lo tienes me lo podrías prestar?
Luego, ahuichole... si, el amor es: estoy de acuerdo con tu punto, después de todo la filosofía encuentra la unidad en la pluralidad y la supuesta permanencia en el cambio... 'tons: ¿qué es eso que el amor es? Al no separar el amor entre padres e hijos del amor entre amantes, por ejemplo, ¿qué queda de común? ¿qué cosa es eso que llamamos amor? Eso es lo que no veo, y no quiero repetir lo dicho por Platón ni Spinoza ni nadie, sino quiero que ustedes me digan algo... que sean una especie de luz para un cuarto oscuro, que en este caso sería yo.
Y Adán, ¡Gracias por un cuento de Clarice Lispector! De volada voy a imprimir el cuento pa llevármelo a la cama y leerlo antes de entregarme a los brazos de Morfeo (esto es, del mago de los sueños, no vayan a creer que mi amante se llama Morfeo... ja ja ja! Y mañana os cuento que me dijo el cuento... Y eso sí: un beso a tod@s!

Paulina Rivero Weber dijo...

Bueno... quien no haya leído el cuento que mandó Adán, léalo ya. Yo no puedo decir nada todavía, es algo verdaderamente fuera de serie. Tengo que releerlo y pensarlo y sentirlo mucho, antes de poder decir algo. Gracias Adancito!

Esponjita dijo...

Me llama la atención la triple división del campesino: siguiendo al vientre, siguiendo al alma, siguiendo a Dios. Me queda claro que seguir al vientre es, en apariencia, el más egoísta de todos, pues su único fin es la satisfacción de las propias pasiones (páthos, literal). Pero entonces, ¿cuál es la diferencia entre las dos restantes?. Pensando en "El Padre Sergio" del mismo Tolstoi, creo que podemos explicar así los tres niveles: el que sigue al vientre sólo espera satisfacerse. El que sigue al alma, busca los bienes más altos, pero sigue satisfaciéndose a sí (en el caso de Sergio, busca ser un santo, pero ello es producto de su enorme ego, por eso se vuelve un ermitaño: sólo quiere vencerse a sí mismo). El que sigue a Dios, en cambio, ya no busca nada porque ya lo tiene todo: y entonces es capaz de entregarse, de darse. Y esa es la Caridad (I'm sorry, pero Tolstoi es cristiano, por lo menos en el cuento que les narro, no sé si antes no lo era).
La capacidad de compadecerse (cum-patere, sym-pathía, de pathos como bien dices) implica la posibilidad de dar a los demás, y sólo puede dar y darse el que ya es uno completo. Y esa, creo, es la respuesta a la pregunta que le haces a Tzitzi: lo que cambia es lo complejo del objeto amado. Pero acto de amar es el mismo: es salirse de uno mismo en pos del otro. Y eso comparte Ana con Levin: Ana se da a sí misma (incluyendo a sus hijos), da su vida por otro (quizás el objeto de amor era el equivocado, pero la pasión, el pathos que la lanza a la tragedia, es el mismo). Levin inicia su búsqueda filosófica porque necesita conocer racionalmente cuál debe ser el objeto correcto del amor.
Pero todo amor es el mismo.
(Y con todo ese es el espíritu del romanticismo: sacrificar al 'yo' por el objeto del amor. La inteligencia, en todo caso, consiste en elegir correctamente dicho objeto. Lo único que restaría preguntar es: ¿puede elegirse libremente el objeto del amor? ¿pueden purificarse las pasiones para amar correctamente lo correcto?
Un saludo y gracias por la oportunidad para reflexionar.

Trompetista de Falopio dijo...

Paulina: no lo soy (lo de la luz), pero aspiro a serlo, y sí, como dices, mediante la transformación de los hábitos. En cuanto al documental, fíjate que lo vi en un ciclo de cine budista, en la cineteca, luego supe de alguien que intentó conseguirlo en Casa Tíbet, pero no lo encontró. Si algún día lo consigo, con todo gusto te lo prestaré, mientras tanto, aquí hay una introduccción: http://vimeo.com/7659807

Paulina Rivero Weber dijo...

Queridas Esponjita y Trompetista... déjenme decirles algo. Esponjiux primero. Me dejas muy feliz porque me dejas pensando. Lo que comentas del padre Sergei viene muy vivo, muy bien!!! Al menos yo estoy de acuerdo. Y me parece que no es lo mismo la palabra o el concepto "Dios" en boca (o pluma) de Tolstoi o tuya, que en boca de un cura inculto. (Porque los hay cultos también, muy pocos, pero los hay...) Hablamos pues de otra cosa: no del dios institucionalizado que murió aplastado por la misma institución. ¿Vale? Yo estoy entonces de acuerdo con lo referente al Padre Sergei, aunque esa triple división que introduces muy oportunamente, creo que es más tuya y mía que del Tolstoi de la Karenina, pero no importa, estamos pensando.
Ahora ya me viajé, así que le sigo. Tú dices que la capacidad de compadecerse implica la posibilidad de dar. Yo estoy de acuerdo. Pero creo que el caso de Ana Karenina es otro. Yo no creo, en verdad, que su amor por este hombre cuyo nombre ni recuerdo, tuviera algo que ver con la compasión. Creo que tenía que ver con una carencia interna de la misma Ana. Y a la mejor aquí estoy desvariando, pero ese amor como que más que amor, era puritito apego. Era el deseo de que él fuera para ella solita llevado al extremo más radical. Todas sabemos lo que es querer a alguien y apegarte, somos seres humanos; pero el apego de Ana era desquiciado. Y el Romanticismo nos enseñó a valorar positivamente ese tipo de apegos desquiciados... sobre todo cuando lo sufrían las mujeres. Ana no se daba a sí misma: se inmolaba. Quien se inmola ya no pueda dar más: hasta ahí llega. Pero no se inmoló por un pueblo, ni por el bien de una comunidad, se inmoló por no lograr consumar su apego: ¡una locura! Porque el apego es un monstruo que si lo dejas, crece, y crece, y nunca nada le dejará satisfecho: es una enfermedad. A Ana no le preocupaba tanto que él (su amado Capitán G) fuera o no feliz, sino que la amara o más bien que la Amara por sobre todas las cosas... caray, cuando amas a alguien, aun con apego, te da felicidad verlo feliz o saberlo feliz. Cuando en verdad hay algo de amor, aun si está lejos y te duele su lejanía, el saberlo feliz te da un poco de tranquilidad, de alegría, pues!
Y bueno, tus preguntas finales... caray! Pues gracias a ti por hacernos reflexionar... Yo creo - y aquí conecto con nuestra Livi- que si trabajamos en nuestro ethos de manera disciplinada, podemos llegar a elegir a quien amar, aunque sea un poco más que si no lo hacemos. Y creo que podemos desapegarnos un poco del lado enfermizo al estilo de la Karenina, y amar más sanamente. no digo sin apego, porque eso no se me da: soy demasiado humana, en eso no tengo alas. Pero sí recuerdo a Spinoza: la libertad crece si sabemos porqué queremos lo que queremos...yo creo que en eso, tenía razón.
Todos podríamos trabajar en ser luz. Porque con una conciencia plena, o al menos no tan confundida como la de Ana, podemos amarnos más a nosotras/os mismas/os y podemos también amar más y mejor a los que nos rodean.
Bueno, me puse muy intensa, perdón, pero esto de estar inválida temporalmente te hace enfrentar muchas cosas: han sido días, horas, minutos, muy intensos... y por cierto: Gracias por estar conmigo!

Anónimo dijo...

Aquí está el documental, pero está en inglés. Deben tener instalado el reproductor DivX; si no lo tienen, al darle play al video abajo saldrá un rectángulo rojo diciéndoles que no lo tienen y que lo descarguen; alli viene el link para descargarlo. No hay problema, no tiene virus ni cosas extrañas. Bueno, cualquier problema pues háganlo saber ;) Les dejo el link.

http://stagevu.com/video/vjjsxcxdzluu

Por cierto, si no lo quieren ver en línea, podrán descargarlo de allí mismo. Aunque la velocidad está del nabo, al menos conmigo jeje. Pero inténtenlo.

Saludos y buena vibra

Paulina Rivero Weber dijo...

Ay, AHUICHOLITO... IS THERE ANYBODY OUT THERE? Oye amigo quiero ver el documental de los niños de Buda pero no logro bajarlo. ¿Podrías explicitar instrucciones como para retrasados mentales, para que pueda bajarlo? Y si, pues ni modo, en algunas áreas de la vida una es medio mental retarded... ya ves que ahora se dice que hay no se cuántos tipos de inteligencia. Bueno, pues la que se requiere para bajar este video no la traigo incorporada... ja ja ja! Gracias amigo!

Anónimo dijo...

Jajajajajaja, múltiples inteligencias.

Mira, en el video está el símbolo de play ">" y junto está el botón que dice "Download". Bien, en el botón "Download" haces lo siguiente: "Click derecho, te va a salir un pequeño menú y buscas donde dice "Guardar enlace como" y después te saldrá otra ventana donde escogen el lugar para gusrdarlo, le dices "Guardar" y ya estará bajando el archivo.

Ahora, si lo quieres ver en línea, le das en play ">", pero seguramente te saldrá un rectángulo rojo diciéndote que no tienes el reproductor DivX y que lo descargues. Pues sólo es cuestión de descargarlo, intalarlo, reiniciar tu explorador y listo ya podrás verlo ;)

Espero te ayude esta información. Sino, pues es seguro que me falte la inteligencia para dar explicaciones jajajajaja.

Saludos Paulina

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