Entre "gracias" y "desgracias", con Sangharakshita

A raíz del cuento taoísta que les conté, Anónimo respondió algo que me hizo pensar y la respuesta terminó convirtiéndose en algo nuevo, así que ahí va. Le decía y le digo tanto a Anónimo como a ustedes, que la palabra "gracia" o incluso su tan usado plural, "gracias", me ha hecho receptiva a este cuento. ¿Qué es una gracia para el ser humano? El ejemplo más contundente para mi, es el de lo sucedido a un joven de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, llamado Norman Sverdlin. Este joven murió en un accidente y los padres quedaron destrozados, y lo que ellos hicieron con su desgracia para mi fue una lección. Instituyeron un premio anual que lleva el nombre de su hijo: Norman Sverdlin. Y cada año tres estudiantes (uno de licenciatura, otro de maestría y otro de doctorado) dan las gracias al recibir el premio a la mejor tesis. Yo creo que en verdad es de lo más noble hacer una gracia partiendo de una desgracia.
El cuento taoísta en realidad parece dejar las gracias y las desgracias un poco al azar, porque así es: un día vas caminando, te rompes un tobillo, te enyesan, te quedas encerrada, te sientes inútil, medio depre... y de repente no, te das cuenta de tantas cosas, que terminas diciendo "qué bueno que sucedió esto"... y fue el azar. Pero creo que en realidad la oportunidad de crecer, no radica en el mero azar, sino en el corazón del ser humano, por usar una metáfora.
El azar, en efecto, nos tiene agarrados de... pues en realidad de un hilo. Pero nosotros tenemos cierta capacidad de movimiento para torcer las cosas, para reenfilar nuestra vida, no se: tenemos la capacidad de luchar por hacer una gracia, de una desgracia. Se dice fácil y no lo es, no, para nada. Pero creo que ahí está la gracia de la vida, en ello radica todo.
Les mando un poema que Sangharakshita que dice esto mejor que yo. Él es un sabio budista (que aún vive) y escribió este poema parafraseando y superando a Blake. Yo lo tomé de un libro maravilloso, que está por publicarse, escrito por otro monje mexicano, vivo y en activo plenamente, de nombre Kavindu:

El optimismo de la mente creativa persiste
a pesar de los estímulos desagradables.
Ama donde no hay razón para amar,
es feliz donde no hay razón para ser feliz,
crea donde no hay posibilidad de creatividad,
y de esa manera construye un cielo
en medio de la desesperación del infierno.

Cuando ese libro de Kavindu salga a la venta, les avisaré a todos, porque en verdad hay que leerlo! Al menos aquellos que quisiéramos construir un cielo en cualquier ambiente posible...

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