Apología de la decepción

De vez en cuando todos nos idiotizamos de manera libre y voluntaria. Hay quienes hacen crucigramas, quienes tejen bufandas que nunca se usarán, o quienes se drogan o emborrachan. A ellos por lo general se los lleva el diablo… Yo a veces me idiotizo poniendo una película o una serie en el televisor. No veo tele abierta porque eso es ya demasiado para mi hígado. Entre las series que he conocido, solo he seguido Los Tudor, Roma, Lie to me, Boston Legal y Dr. House.

Esto viene al cuento porque en un capítulo reciente de mi programación personal, House le dijo a Wilson: “La decepción es el enojo de los débiles”. Yo paré la oreja porque me sonó mucho a Nietzsche, aunque no puedo recordar si en verdad él lo dijo. Alberto Constante me había comentado que entre los guionistas de House hay un par de filósofos, de modo que la frase podría en efecto haber salido de la pluma de Nietzsche o de algún otro pensador.

“La decepción es el enojo de los débiles”. ¿Será? Veamos. Una vez que se ha intimado con Corominas, no se puede consultar el famoso, ñoño e insulso Diccionario de la Academia, por favor… Corominas, Corominas über alles! Pero esta vez me perdí un poco… comencé a buscar y llegué a la idea de “derrumbamiento” y “desmoronamiento”. Dicha palabreja ya existía en 1464 y parece venir derivada de “herrumbre”: “cuando algo se desmigaja o se desmorona como la herrumbre”. Corominas habla de un derrumbe ejemplificándolo “cuando la tierra se desmorona por efecto de la humedad”. Derivado de esta idea de “derrumbarse” se habla de “descerrar” cuando un cerro se desgaja.

Ya comenzaba yo a tocar una simplísima canción de organillero extraída de esa compleja sinfonía del Corominas, y pensaba: “Ah, eso es decepcionarse: ver caer, ver desempeñarse a alguien a quien tú habías colocado en la cima…”
Pero ¡no: y no, y no , y no!: algo no me dejaba en paz. Y como ya se que esa intuición que tengo no debo dejarla de lado, pues seguí. Me di cuenta de un error en mi búsqueda: Corominas me mandaba a… ¡concebir! Qué locura. “Decepción” emparentada con “concebir”. ¿Será que una decepción es como un “desconcebir” a alguien o algo? Corominas dice que en latín, deceptio quiere decir “engaño”. Ha ahí una pista: una decepción sería en efecto dejar de concebir a alguien como algo que no es: descubrir el engaño. El engaño que esa persona montó, o que, como es más usual, una misma montó para sobrevivir. La decepción conlleva no poder engañarse más y por lo mismo tener que “desconcebir” a la persona como aquella que se le concebía. En ese sentido mi primera intuición no era del todo inadecuada: decepción es cuando una persona se cae del lugar en que la habías colocado al no poder concebirla ya como aquella persona que te hiciste creer que era. Ese ser inventado, concebido por ti, se desgaja como tierra mojada, se desmorona como herrumbre hecha polvo, se “decerra” como un cerro que se viene abajo.

Eso no tiene porque crear necesariamente enojo. Cuando ves caer a alguien de su pedestal es porque ya no puedes engañarte más. Ya no puedes idealizarlo más, ya no lo puedes concebir como se te da la gana, como lo requieres para poder estar enamorada o para poder al menos amarlo… o ya de perdida, al menos quererlo o por lo menos… ¿respetarlo? Cuando ya no puedes concebir a un individuo de tal manera, el engaño se acabó. El enojo es difícil de manejar porque suele pasar inadvertido que el enojo es contra uno mismo: “¿Porqué me engañé de esta manera?” Cuando no captamos que estamos enojados con nosotros mismos, podemos arrasar con los demás y el enojo sigue presente y camina tan campante…

La decepción, pues, conlleva enojo, pero enojo para con una misma por haberse equivocado y concebir tan erróneamente a alguien. Una vez descubierto ese ardid, es más fácil manejar la decepción. Porque entonces una puede darse cuenta de que hay que concebir a la persona de otra manera, y puede incluso preguntarse qué necesidades personales le condujeron a una a concebir tan erróneamente a una persona. Si una descubre esas necesidades, ya va de gane: puede encontrar otra forma diferente de satisfacerlas que no sea concebir erróneamente. Que no sea buscarle chichis a las gallinas, pues no las tienen por más que una se empeñe en concebir un mundo al revés.

La decepción puede ser entonces un día de fiesta: ¡luz y agua fresca en un mundo de podredumbre y oscuridad! La decepción es el aviso de que por fin podemos ver algo tal y como es. Eso, después del enojo, conlleva la autocomprensión y hasta la ternura para con una misma al comprender las necesidades latentes que condujeron a esa errónea concepción y su hermana gemela, la decepción.

Ergo, Dr. House:
La decepción no es el enojo de los débiles. La decepción es una venda caída de los ojos. El poder ver. La alegría de un nuevo descubrimiento. El inicio de una nueva vida.
Una mirada herida por la luz requiere tiempo para acostumbrarse. Pero lo logra. Con el tiempo, siempre lo logra.

La decepción anuncia el advenimiento de una nueva verdad.

5 comentarios:

( Por debajo de la piel ) dijo...

Ay maestra, si yo he sabido antes que sus palabras estaban plasmadas en un blog, me habría tenido aquí metida todos los días. Mi admiración por usted crece cada que tengo noticia de su manera de pensar (soy fan de la filosofía y, en particular, de la ética).
Su entrada coincidió con un berrinche mío en el que dudaba si en algún momento tendríamos derecho a pedir algo de alguien, es decir, pedir que se satisfaga la idea que tenemos de alguien, pero creo que, según lo que he entendido de su entrada, el pedestal en el que lo hemos puesto, corresponde más a nuestras necesidades personales, y a la idea que tenemos de alguien, que a lo que de hecho es, y no porque vivamos en engaño constante, sino porque realmente desearíamos llenar esas necesidades pero viviendo de lo que creemos, sin ponerlo a prueba, es sentarnos en un sofá demasiado cómodo para dar cuenta de la verdad.
A mí también me han dejado pensando algunas frases de Dr. House, pero yo no tengo tanto de donde agarrar para dar una explicación que pueda valer la pena XD y me ha encantado que le resonara la frase porque, así, he tenido la oportunidad de ver a través de una de las perspectivas que creo dan más dignidad al término "filósofo" (aunque mi juicio no es la ley, mi admiración suele correr hacia usted, y me es imposible callarlo cuando usted ha dicho tanto).
Un saludo doctora, espero tenga unas lindas vacaciones.

( Por debajo de la piel ) dijo...

Mi mal uso de signos de puntuación, dificulta entender lo que quiero decir (si por algo existen XD), por eso corrijo.
* ...necesidades personales y a la idea...
* ...esas necesidades. Pero vivir de lo que creemos...

Pau dijo...

Caray, si, tienes mucha razón: lo has dicho mejor que yo. No te preocupes demasiado por la puntuación, se entiende perfecto. Y como lo sugieres, la cosa está en poder ver esas necesidades que nos llevaron a idealizar a una persona... ¿porqué vemos a una cucaracha como la más bella ave? A algo responde eso, y si averiguamos a qué, pues nos liberamos de ese error. ¿Sabes? Yo creo que casi siempre cuando comentemos ese error, lo sabemos: en el fondo lo sabemos, pero nos negamos a aceptarlo. Hay que escuchar más esa voz silenciosa que nos hace sentir que algo está mal, que las cosas no son así. En fin, arrieros somos, como dice la canción, y en el camino andamos: equivocarse es humano. Aprender del error, es de sabios. Y de sabias... jejeje... ¿Te gusta Spinoza? Su filosofía es difícil, pero da mucho; es una terapia filosófica. Ahora hasta los neurocientíficos lo leen y dicen: esto es lo que dice la nueva neurociencia, de modo que Spinoza tenía razón. Hay que leer la Ética, amiguita. Es un texto muy difícil, pero con ayuda sale. Yo comienzo este semestre con ese texto, de la mano de un neurocientífico llamado Antonio Damasio... ah! Un tipazo, un tipazo... si estás conmigo en el curso, ya verás. y si no, pues échale una releída a Spinoza: te va a enamorar.

Anónimo dijo...

Que puntual ha sido para mì su escrito maestra. Gracias ahora me entiendo un poco màs...Saludos.

Cynthia Vega dijo...

Es increíble como cada que escojo uno de sus escritos por azár para leerlo le da al clavo con lo que me está sucediendo, en este momento se está derrumbando la imagen que tenía de mi padre y al leer esta entrada comprendo mucho más que no es tan malo, y que talvez no es él, más bien porfin estoy abriendo los ojos depués de tantos años de idealización.

Muchas gracias porfesora, espero con ancias que empiece el curso!

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