Tomás y las palabras

Dice mi querido amigo Tomás Pollán, que él retoma la distinción entre amigos, conocidos y saludados. Ayer, con él y mis amigas, reímos mucho y disfrutando de una cena al aire libre. Reímos como solemos hacerlo cuando estamos entre amigos, con Tomás. "Entrañable" es una palabra que define bien el sentimiento que Tomás provoca en las personas. Es una gente que uno la siente así: entrañable. Vaya usted a saber la razón por la que pocas personas nos hacen sentir eso... Quizá sea que la inteligencia brilla e ilumina al otro cuando en ella anida el sentido del humor, y para eso, como para muchas otras cosas, Tomás se pinta solo. Pero lo que quiero reflexionar aquí tiene que ver con algo que me comentó este singular amigo mío (que no conocido ni saludado, sino amigo): algo que me ha dejado pensando.
Tomás ama las palabras. Puede ser feliz horas y horas en compañía de su Liddell-Scott y su Corominas. Me imagino que ese es uno de los muchos gustos que compartimos... estando de viaje yo también suelo extrañar esos diccionarios, y anhelo regresar a ellos para consultar palabras, para que me hablen las palabras, para que me expliquen su verdadero significado...
Me dice Tomás que son dos los posibles orígenes de la palabra "solo" y por lo mismo de sus derivados "soledad", "solitario" y demás. Y esto resulta más que interesante, pues ambas posibilidades remiten a algo muy positivo... La primera sería holon, esto es, olon con espíritu áspero, de donde viene "holístico" ser completo, o como dice Octavio Paz, completud. Ser o estar solo es estar completo... la otra posibilidad remite al mismo vocablo de donde viene la palabra "salvado" o "salvar": estar solo sería estar a salvo...
¿Cómo hemos llegado entonces a temer la soledad o a verla como algo negativo? Hablo en plural y no debiera, pues por supuesto existen aquellos que aman la soledad. Marguerite Duras, por ejemplo, decía que ella misma había construido su soledad, para lograr hacer lo que deseaba hacer, a saber, su obra. Y bueno, como ella muchos han alabado la soledad, de hecho toda la filosofía de Nietzsche y Heidegger son de alguna manera un canto a la soledad.
Me imagino que en esto sucede como en todo: hay diferentes tipos de soledad. Hay soledades malsanas en las que el individuo se ensimisma y se encierra en sus propios laberintos y en sus propias torturas. Hay en cambio soledades en las que, como fruta al sol, el espíritu crece y madura. No hay una forma de estar solo, existen múltiples maneras de vivir o crear la soledad. Y la que me interesa es esa que mi querido Tomás cree factible derivar y por lo mismo relacionar con el estar completo y el estar a salvo. Sola, completa y a salvo serían tres sinónimos cuando la soledad no nos hace vegetar, sino madurar. Nietzsche decía que el Sol que se requiere para madurar en soledad, es el amigo: un amigo lejano, y a pesar de ello siempre presente.
Y con esto comprendo algo que no terminaba de ver: la razón por la que comencé a escribir esto hablando sobre la distinción entre amigos, conocidos y saludados. Yo creo que un amigo es un hermano cuyos padres no son los mismos que los tuyos. Pero volviendo a nuestras amadas palabras, el vocablo "hermano" viene del latín Germanus, que significa "verdadero, natural, auténtico". Un conocido o un saludado no requiere veracidad ni autenticidad alguna. El saludo "¡Hola! ¿cómo estás?" ante un conocido, no es más que una mera formalidad: nunca esperamos que nos diga cómo se encuentra. En cambio la misma fórmula, cuando viene de labios de un amigo, llega directo al fondo y no podemos evitar sonreír si estamos bien, o callar con dolor si estamos mal. El amigo sabe de inmediato cómo estamos: al Germanus no se le puede mentir, y cuando se intenta hacerlo, él siempre sospecha que algo se esconde, él sabe que mentimos pues dejamos de ser Germanus, hermanos, en ese momento.
En fin, no es mucho lo que he escrito, ni tiene una sola idea desarrollada de manera lógica... más bien he picado aquí y allá diferentes temas. La soledad, la hermandad, Tomás, la amistad... pero a veces así pasa. Una no escribe siempre igual. Que vuele pues al ciberespacio esta reflexión. Quizá encuentre algún cibernauta al que le sea útil o en el que haga anidar algún pensamiento...

2 comentarios:

Menganita dijo...

...y voló! o volé, porque no tengo idea de cómo llegué aquí para leer esta formidable reflexión.
Regreso a deleitarme con alguna otra lectura.
Un saludo grande.
Mengana.

Anónimo dijo...

No había pensado eso. Siempre imagina uno la soledad en negativo, como falta de compañía, aislamiento, etc. Pero bien mirado...tienes razón, Paulinita, y tu amigo Tomás. Y otra cosa: placer por indagar en las palabras...Síiiiiiii, las palabras permiten tener una soledad inmensamente poblada.
Abracillos desde Graná.

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