Un viejo cuento taoísta

Hace muchos años, en la antigua China, vivía un viejo campesino, acompañado de su hijo menor, quien le ayudaba en las tareas del campo. El viejo tenía un caballo y como eran muy pobres, el animal era su único patrimonio. Cierta mañana, el viejo y su hijo despertaron para encontrar que el caballo había huido: el corral estaba vacío. Comenzaron, padre e hijo, a trabajar sin ayuda del caballo y su vecino, al pasar, les preguntó por el animal. Al saber lo que había ocurrido, le dijo al viejo: "Qué pena, amigo, en verdad qué mala suerte" y el viejo le respondió "Quizá...".
Al día siguiente, temprano por la mañana se sintió temblar la tierra y se escuchó un fuerte galopeo... el viejo salió corriendo y no creía lo que sus ojos veían: su caballo había regresado acompañado de otros hermosos caballos salvajes y ahí estaba, esperando para ser recibido. El viejo saludó a su caballo y comenzó a hacer el esfuerzo de capturar a los demás. Una vez hecha esa labor, solamente quedaba amaestrarlos, labor a la cual se abocó su hijo. Esa tarde el vecino pasó y se rió al contemplar el espectáculo, diciendo: ¿Quien lo iba a decir, amigo: ¡Que magnífica suerte has tenido esta vez! El viejo sonrió, levantó las cejas y dijo "Quizá..."
Pasaron los días y una mañana el viejo escuchó lamentos de dolor. Corrió afuera y encontró a su hijo lastimado: había caído de un caballo al tratar de amaestrarlo. Lo llevó al médico del lugar, quien le vendó la pierna y le puso en riguroso reposo. Esa tarde, al no ver al hijo trabajando, el vecino preguntó qué había ocurrido. Al saber la historia, respondió: "Pues después de todo, amigo, un hijo es lo más preciado. No han traído buena suerte estos caballos, sino mala, muy mala suerte" Y el viejo, un poco triste y cansado, se limitó a responder: "Quizá..."
Al día siguiente, unos enviados del Emperador llegaron a anunciar la guerra contra al pueblo vecino, y a la vez se llevaban a todos los jóvenes para adiestrarlos y llevarlos al campo de batalla. Al ver al hijo del viejo, le dejaron en su casa, pues no servía para la guerra. Esa tarde el vecino ya se había enterado de todo y corrió alegre a casa de su amigo. "¡Hermano! -le dijo- después de todo, ahora lo comprendo: la suerte está contigo!" El viejo se acercó a su amigo con paciencia y le dijo: "¿Es que no has comprendido nada, querido amigo? La vida fluye, no deja de cambiar. Lo que hoy parece ser el más tremendo de los males, puede dar la vuelta y generar un beneficio. A veces aun sin saberlo, lo que aparentemente es el peor de los castigos, nos salva de males mayores. ¿Quienes somos para comprender lo insondable? La vida misma es insondable para nosotros... dejemos que devenga sin juzgarla y tratemos simplemente de hacer de cada día, lo mejor".

7 comentarios:

Esponjita dijo...

Bastante ingenioso, je. Pero siempre podría argüirse que el destino está ya escrito, sólo que no lo conocemos (o sea, que uno podría decir que tal fluir es. Sólo una ilusión debida a nuestra ignorancia).
Lindo, muy lindo cuento.

Paulina Rivero Weber dijo...

Ah! Ahí andas! No encontraba tu comentario, se me quedó muy grabado. Yo decía en una respuesta que es más... digamos, motivador pensar que la suerte NO está echada... y creer que somos artífices al menos en cierta medida de nuestro destino... Si, creo que elegimos al menos, insisto, en cierta medida.

Marlene Díaz dijo...

Creo que también implica elección sin pensar que con ella se compra la certeza del todo, apostar siempre por una de dos opciones nos limita a la propia vida!!!

Paulina Rivero Weber dijo...

Si, es verdad. Nunca podemos comprar certeza de nada... Me ha costado (y me sigue costando) tanto trabajo aceptarlo, comprenderlo, abrazarlo... pero así es...

Anónimo dijo...

Un cuento muy estremecedor. Me hizo recordar lo que viví hace un par de meses, el cáncer de mi madre. Llegó de pronto, cuando estaba pasando una crisis por mis 30 años, ja!!! una "crisis".

Ahora estoy leyendo su libro SE BUSCA HEROÍNA...y es aún más estremecedor.

Saludos!!!

Anónimo dijo...

Por cierto...ésa enfermedad dio la posibilidad de tener un hermoso acercamiento con mi madre.

lucero González Suárez dijo...

Saludos, Dra. Paulina.

Mi nombre es Lucero González Suárez. Soy candidata a doctora en filosofía. Mi proyecto de tesis se titula "La figura del erotismo en el Cántico Espiritual, de San Juan de la Cruz. Una hermenéutica fenomenológica". Anteriormente, mi tutora era la Dra. Isabel Cabrera -que ahora está de sabático. Esa situación ha generado una modificaicón del comité tutor. Actualmente, mi tutora es la Dra. Rebeca Maldonado, y mi co-tutora es la Dra. Julieta Lizaola. He buscado por diversos medios su correo electrónico, pero sin suerte. Lo que quisiera pedirle, amablemente, es que sea mi co-tutora. Este es mi séptimo semestre. Mi evance de tesis es de aproximadamente el 75% (he escrito poco más de 210 cuartillas). Si no le molesta, quisiera buscarla el próximo martes para mostrale mi índice y, si fuera posible, omentarle por qué me parece que usted sería la persona idónea para hacer obervaciones críticas sobre la lectura que, desde mi peculiar comprensión de la fenomenología heideggeriana, hago del Cántico Espiritual.
Mi correo es: noche_oscura27@yahoo.com.mx

Publicar un comentario